Finales del XIX, principios del XX. Cuando la fotografía normal era lo que hoy llamamos alternativa. Goma Bicromatada, Platinotipos, Cianotipos, Van Dykes, Kaliotipos y hasta Daguerrotipos. Todas ellas tenían un factor común indispensable para considerar una fotografía como artística (hoy diríamos de autor): un trabajo intenso y manual del fotógrafo. Algunos procesos llevaban horas, otros días y otros hacían que los días finales llegasen más rápido, antes que se supiese que hacer daguerrotipos era cancerígeno. Una época dorada para la buena fotografía.
Y así llegó la primavera de 1907, cuando Welborne Piper perfeccionó el trabajo previo de E.J. Wall y publicó un artículo donde, con elocuente claridad, nos enseñaba cómo procesar los hasta ese entonces inexistentes Bromoleos.
Esta es una brevísima forma de contar cómo nacieron y de dónde vienen. Ahora, de forma también breve (para no aburrir), les diré cómo se hacen. Pero antes, qué son:
Un bromoleo es una copia en papel de una fotografía a la cuál se le somete a un proceso de revelado un tanto especial. ¿Cómo se obtiene una foto normal? Se saca la foto: al abrirse el diafragma la luz entra por la lente e incide sobre el negativo; sus sales de plata y otras yerbas reaccionan y crean una imagen latente. Luego se revela y obtenemos el negativo listo para copiar. Se coloca en una ampliadora y se repite el proceso al pié de la letra: con luz y a través de una lente se proyecta el negativo sobre un papel (que hace las veces de negativo), se crea una imagen latente, se revela y voila, al obtener el negativo del negativo obtenemos el positivo: lo que vio la lente de la cámara la primera vez.
Esta también es la base de un bromoleo: con algunas modificaciones, se realiza este proceso pero no se termina aquí, sino que recién empieza. En una foto normal en papel, lo negro que vemos son las sales de plata afectadas por la luz. En un bromoleo, el color que vemos no son sales que venían en el papel, es tinta. Tinta que el fotógrafo puso a mano.
¿Cómo se pasa de una foto normal a un bromoleo? La foto normal debe tener, en principio, ciertas consideraciones:El papel debe ser baritado con acabado mate o semi-mate. Además debe ser pesado, lo más grueso posible. Hoy en día son difíciles de conseguir, pero no imposibles.
Químicos: el revelador, el detenedor y el fijador deben ser lo más puros posibles. El detenedor y fijador se pueden hacer a base de ácidos comprados en droguerías.
Contraste: los papeles adecuados para los bromoleos son multi-contraste. Una vez elegido el contraste que nos parece adecuado, revelarlo con dos grados menos.
Una vez obtenida la foto, bien lavada y secada, se la somete al proceso de blanqueado. Este es el proceso básico de la teoría bromoliana. Al blanquear la foto ocurren dos cosas: primero, se desprende las sales de plata oscurecidas por lo que la fotografía queda (casi) blanca: se vuelve a crear una suerte de imagen latente. Segundo y más importante, en las zonas del papel donde no había sales de plata (partes blancas de la foto normal) se hincha de agua. ¡Y he aquí el quid de la cuestión! Porque, una vez que la foto está blanqueada y dejada reposar por un día, se le aplica la tinta. ¿Qué tinta? Una tinta xilográfica o cualquier tinta fina al aceite. Y como todos saben, el agua y el aceite no se llevan bien, por lo que la tinta sólo se quedará fijada en aquellas partes de la foto donde el papel no se ha hinchado de agua, esto es, donde antes había sales de plata que se desprendieron. Esta es la base del bromoleo: hinchar con agua las partes blancas, desprender las sales de plata y aplicar la tinta, que se quedará fijada sólo donde debe hacerlo.
¿Por qué se llama entonces bromoleo? Por el componente activo más importante del blanqueador: el bromuro de potasio y, por supuesto, la tinta al óleo. El blanqueador es un mejunje de productos químicos en precisas y caprichosas cantidades: el citado bromuro de potasio, algo de sulfato de cobre y una pizca de bicromato potásico. Estos productos se reducen en agua y se guardan a la sombra para que sus componentes fotosensibles no se alteren y luego se mezclan entre sí para formar el blanqueador.
Hasta aquí la parte química del proceso. El toque del fotógrafo, la identidad de la foto, se da en el entintado. Es el proceso más meticuloso, ya que para hacer una foto de 13x18 se puede tardar fácilmente una hora. Una hora dándole golpecitos a la foto. Primero se debe expandir la tinta de una manera muy fina sobre una baldosa o superficie muy plana para que la brocha tome poca cantidad de tinta cada vez que se la carga. La brocha, elemento indispensable y quizá el más difícil de conseguir y más cuidadoso para elegir y mantener. Según el libro que tengo y de donde he aprendido la técnica, estas deben ser (si se quiere la máxima calidad) de pelo de cerdo blanco. Pero, por suerte, pueden ser reemplazadas por brochas especiales de pelo de ciervo o, si queremos ir a lo barato y cotidiano: brochas de afeitar o de maquillaje, aunque la calidad de estas es realmente baja.
Básicamente el entintado consiste en trasmitir, con la brocha y de muy pocas cantidades, tinta a la foto. Una vez que la foto está completamente negra y llena de tinta, se limpia la brocha y se empieza a quitar la tinta de la foto, golpeando suavemente (a veces no tanto) para que la tinta que está sobre las partes de papel hinchado con agua se desprenda y se quede prendida a la brocha, que se debe limpiar constantemente. La tinta que está sobre los sectores que no tienen agua quedará fijada. Es, como dije, un proceso largo y delicado pero que, sin lugar a duda, vale la pena. Y así se le da ese efecto final: una foto de bordes difuminados, compuesta por miles de pequeños puntitos (la tinta que dejaron los pelos de la brocha), casi un dibujo, algo que no fue lo que tomó la cámara en un principio.
Luego y ya con más práctica se pueden hacer algunas otras cosas: aumentar contraste quitando tinta con otros elementos, arrastrar la brocha para transformar los pequeños puntos en pequeñas líneas, etc.
Así que, sin más, esto es brevemente la teoría del bromoleo.
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Patricia Carolina Varela LetonaGERENTE PROPIETARIA E-mail: patycaro2007@hotmail.com O llamenos al telefono (504) 96 07 39 14
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